miércoles, 17 de febrero de 2010

Recurso interesante

Echad un vistazo a esta web, en la que podremos aprender Historia de una forma un poco más amena a través de Internet.

La verdad es que con esto de las nuevas tecnologías nunca se sabe, unas veces los contenidos son tan malos que echan para atrás, pero de vez en cuando se encuentran "perlas" como esta, y en castellano (lo cual no es muy habitual tampoco).

Un saludo.

jueves, 4 de febrero de 2010

TIM HARFORD: El economista camuflado (2007) - (2)



Estimado Economista Camuflado:


Mis hijos, de cinco y ocho años, me están volviendo loca. Trato de disciplinarlos, pero son muy testarudos. A veces pierdo la paciencia y les doy un azote. ¿Está mal? ¿Qué otra cosa puedo hacer?
GILL HARNSLEY, CHELSEA


Estimada Gill Harnsley:

Los niños son maximizadores racionales de la utilidad, pero tienen una alta tasa de descuento y, por tanto, un horizonte temporal a corto plazo. Los pequeños castigos y recompensas inmediatas son la forma más eficaz de darles los incentivos apropiados para que se comporten.
Los padres tienen dificultades para hacer promesas creíbles de futuros castigos. Los niños racionales saben que pueden pasar de las amenazas de castigo si tienes un historial de bravatas.
Estos dos hechos juntos argumentan a favor de la vieja tradición de la tabla de comportamiento con estrellas en el lado de las cosas bien hechas y puntos negros en el de las mal hechas. La inmediatez de la recompensa o del castigo pesa más que el hecho de que, después de todo, sólo es una marca en un trozo de papel. La tabla puede reforzarse vinculando propinas al número de estrellas menos el número de puntos negros. Esto es un objetivo, un marco de política transparente que te hará más difícil incumplir tus amenazas: si los puntos negros están ahí en la tabla, mal puedes soltar la asignación al final de la semana.
No hay necesidad de dar un azote a los niños a menos que seas pobre. No se trata de usar criterios diferentes con los padres pobres, sino sencillamente de reconocer que si una familia no es lo bastante acomodada como para pagar una generosa asignación entonces la amenaza financiera no está disponible. La principal alternativa a dejar sin propina es dar unos azotes, que es gratis.
El economista Bruce Weinberg ha descubierto que los padres muy pobres dan azotes a sus niños y les dejan sin propina con menos frecuencia que otros padres, incluso aquellos con modestos ingresos. Pero si puedes permitirte unas propinas razonables, entonces suprimirlas es el único castigo que te hace falta.
Un saludo no violento, el Economista Camuflado