martes, 21 de diciembre de 2010

Rinkeby, de Mario Vargas Llosa

Un colegio de un barrio del sur de Estocolmo es el espejo de lo que debería ser la sociedad humana. En él conviven niños que hablan 19 idiomas distintos y proceden de un centenar de países.
La filosofía que impregna la escuela de Rinkeby cabe en una palabra: tolerancia.
Hay que empezar con los niños. Es la manera más segura de conseguir que más tarde vivan en paz.

Ni el barrio ni la escuela de Rinkeby fueron hace 20 años la sombra de lo que son ahora. La violencia reinaba en el lugar y las fotos de la época muestran que las aulas, patios y pasillos escolares eran un monumento a la suciedad y al desorden, en tanto que el rendimiento escolar era el más bajo del país. Fue en estas condiciones en que uno de los profesores, Börje Ehrstrand, asumió la dirección. Las reformas que introdujo fueron discutidas con los padres de familia, a los que, a partir de entonces, se les dio una participación intensa y constante en todas las actividades escolares, incluidas las didácticas.
Sentí mucho no haber tenido ocasión de conversar, en esa tarde tumultuosa, con Börje Ehrstrand, a fin de conocer más de cerca al autor de esta hazaña cultural y democrática que es el colegio que dirige. Pero sí visité la biblioteca y me dio gusto saber, por boca de una de las bibliotecarias, que la enseñanza de la literatura y la incitación a leer forman parte primordial del currículo de la escuela. No es de extrañar que, al revés de lo que se suele creer, que la escuela no es más que un reflejo de aquello que ocurre en la vecindad, en este caso la formidable transformación del colegio del barrio haya tenido un efecto saludable en la comunidad que lo rodea.
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martes, 7 de diciembre de 2010

AUGUSTO CURY: Padres brillantes, maestros fascinantes

"Cuál es la escuela de tus sueños? Para mí es la que educa a los jóvenes para extraer fuerza de la fragilidad, seguridad de la tierra del miedo, esperanza de la desolación, sonrisa de las lágrimas y sabiduría de los fracasos.
La escuela de mis sueños une la seriedad de un ejecutivo con la alegría de un payaso, la fuerza de la lógica con la sencillez del amor. En la escuela de mis sueños cada niño es una joya única, más importante que todo el dinero del mundo. En ella, los maestros y los alumnos escriben una bellísima historia, son jardineros que hacen del aula un jardín de pensadores.
¿Cuál es la familia de tus sueños? La familia de mis sueños no es perfecta. No tiene padres infalibles ni hijos que no causan frustraciones. Es ésa en que padres e hijos tienen el valor de decirse: "te quiero", "me he pasado", "lo siento", "sois importantes para mí".
En la familia de mis sueños no hay héroes ni dioses, sino amigos. Amigos que sueñan, aman y lloran juntos. En ella los padres se ríen cuando pierden la paciencia y los hijos se burlan de su propia tozudez. La familia de mis sueños es una fiesta. Un lugar sencillo, donde hay gente feliz."

viernes, 3 de diciembre de 2010

castigat sense esbarjo!

Qui no ha patit en les seues pròpies carns o en les dels seus fills l'estar castigat sense esbarjo? Em sembla que és el càstig estavella en molts col·legis i no obstant això jo pense que hauria d'estar prohibit. Els professors addueixen que l'esbarjo és una mica el que els agrada molt als xiquets i per tant castigar sense ell té efecte; que són molts alumnes al seu càrrec i que han de prendre mesures dràstiques per a arreglar els conflictes. Jo dic que pot ser que tinga un efecte immediat. Però mai a llarg termini, com ocorre amb tots els càstigs, el seu efecte és contraproduent, doncs pertorba encara més les relacions. Però en aquest cas és encara pitjor, doncs li impedeix al xiquet desfogar-se després de l'obligada immobilitat de moltes classes. I aquesta immobilitat precisament és en ocasions la causa del mal comportament. L'estona de pati hauria de ser intocable i els mestres haurien de cercar altres mètodes per a arreglar els conflictes. El diàleg i l'escolta activa, donar-los responsabilitats i la confiança són estratègies potser més lentes, però sens dubte molt més eficaces a llarg termini. I si es veu necessari, que el càstig siga una conseqüència directa dels seus actes i no una mesura tan arbitrària com deixar-los sense la seua imprescindible expansió.



¿Quién no ha sufrido en sus propias carnes o en las de sus hijos el estar castigado sin recreo? Me parece que es el castigo estrella en muchos colegios y sin embargo yo pienso que debería estar prohibido.
Los profesores aducen que el recreo es algo que les gusta mucho a los niños y por tanto castigar sin él tiene efecto; que son muchos alumnos a su cargo y que deben tomar medidas drásticas para arreglar los conflictos. Yo digo que puede que tenga un efecto inmediato, pero nunca a largo plazo. Como ocurre con todos los castigos, su efecto es contraproducente, pues perturba aún más las relaciones. Pero en este caso es aún peor, pues le impide al niño desfogarse después de la obligada inmovilidad de muchas clases. Y esta inmovilidad precisamente es en ocasiones la causa del mal comportamiento.
El rato de patio debería ser intocable y los maestros deberían buscar otros métodos para arreglar los conflictos. El diálogo y la escucha activa, darles responsabilidades y la confianza son estrategias quizás más lentas, pero sin duda mucho más eficaces a largo plazo. Y si se ve necesario, que el castigo sea una consecuencia directa de sus actos y no una medida tan arbitraria como dejarles sin su imprescindible expansión.