viernes, 13 de marzo de 2009

FRUTAS, VERDURAS Y PESCADO, TAMBIÉN COSA DE NIÑOS


Frutas, verduras y pescado también son cosa de niños

Padres y madres en casa y educadores y profesionales de restauración colectiva en el comedor escolar deben asumir la responsabilidad de que los niños adquieran hábitos alimentarios saludables.

"Siempre he agradecido a mi madre que me enseñara a comer de todo y me insistiera en la importancia que tiene una buena alimentación". La declaración de hijo orgulloso representa una cara de la moneda, la positiva. La otra la tenemos en una escena que se produce cada día en el comedor de empresa o en la cena con amigos: alguien deja distraídamente en el plato la mitad de la comida, explicando -lacónicamente y sólo si le preguntan- "nunca me gustaron las verduras", o "yo, es que soy más de carne: el pescado ni fu ni fa". Son las dos caras de la moneda de una realidad, los hábitos alimentarios, que los especialistas relacionan cada vez más con la salud de la gente, en particular con la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. Y, también, de un estado de la situación cuyo origen hay que buscar en lo que se aprende desde la infancia.

  • Fecha de publicación: 9 de marzo de 2009

Niños que comen mal

(Imagen: Chris Johnson)

En la mesa familiar, si ponemos el foco en los niños, en su comportamiento ante la comida que se les sirve, vemos que desaparecen la carne y las patatas fritas del plato pero dejan casi toda la verdura; que se relamen de gusto con la pasta con tomate y queso pero miran de reojo las lentejas y jamás terminan el pescado si no carece absolutamente de espinas y no sabe muy fuerte; adoran los fritos, los dulces, los lácteos y la bollería, pero no hay quien les haga comer a menudo ensaladas o fruta.

Podría decirse que cada niño es un mundo, y sería cosa cierta, pero tanto nutricionistas como educadores, profesionales del sector de la restauración colectiva y padres saben que esta situación se repite cada día en muchas familias y comedores escolares: los niños comen mal, y seguro que hay disculpas y razones que lo explican pero el hecho tiene unas repercusiones muy perjudiciales en su salud.

Casi uno de cada seis menores españoles de entre 6 y 12 años padece obesidad, y a una cuarta parte de quienes no han cumplido 24 años la balanza les advierte de que pesan más de lo adecuado. ¿La razón? El excesivo consumo de alimentos ricos en grasas y de dulces, y la tradicional reticencia de los niños a ingerir fruta, pescado y hortalizas. Las nuevas costumbres de niños y jóvenes, más sedentarias que las de generaciones anteriores, y la escasa actividad física completan este explosivo cóctel que hipoteca la salud de muchos niños y jóvenes.

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